Misa sufragio por Laise: “En él se destacó su impronta de la doctrina católica”
El obispo Pedro Martínez ofició este martes una misa por el eterno descanso de monseñor Juan Rodolfo Laise, quien falleció el 22 de julio a los 93 años.
Laise estaba radicado en el Convento de los Monjes Capuchinos, en San Giovanni Rotondó, Italia, donde están sepultados los restos de Padre Pío de Pietrelcina.
Se desempeñó por más de 30 años en el servicio pastoral de San Luis. Tenía 93 años y había sufrido una descompensación producto de su edad.
Estuvo en actividad hasta el último momento, confesaba en tres idiomas, hacía conferencias y atendía a los peregrinos.
Ahora, a poco más de una semana de su fallecimiento, Pedro Martínez ofició una misa en sufragio de su alma, con la presencia de todos los sacerdotes de la diócesis.
“La obra como obispo de San Luis, de más de 30 años, es muy importante porque como dice la liturgia y la teología, el obispo es el sucesor de los apóstoles y la Iglesia manifiesta que la presencia de Cristo en una iglesia particular, es gracias a la presencia del obispo en un lugar”, explicó en la homilía.
“Dios en su misericordia nos deja esa mediación humana del episcopado, desde los inicios. Luego de cada uno de los obispos predecesores de él (Laise) siguió construyendo la diócesis, administrando los sacramentos; pensemos en sus visitas pastorales en las comunidades, los momentos de la confirmación, las fiestas patronales, sus fatigas reales en mejorar y embellecer la diócesis”, agregó.
En ese sentido señaló que la Iglesia es la “esposa inmaculada” y Laise desde su lugar de obispo quiso “dejar linda a la esposa inmaculada”, primero a través de la gracia y la administración de los sacramentos “que hacen de ella el alma”.
Por otra parte referenció la impronta de Laise en torno al seminario. Según detalló, estuvo en cada detalle desde la construcción del mismo, hasta su incansable anhelo por las vocaciones sacerdotales y religiosas, su peregrinación para pedir por las mismas a Dios, “siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesucristo”.
“Por eso hoy nos acompaña de un modo particular el Seminario Diocesano con sus autoridades y seminaristas, en un recuerdo, un testimonio de su esfuerzo, entrega y preocupación”, expresó.
También conmemoró la tarea que concretó en torno a las iglesias físicas, es decir, la construcción de las mismas. De igual manera remarcó la preocupación que tuvo con la Iglesia Catedral para restaurarla y embellecerla.
A su vez destacó como legado al Instituto Mater Dei.
Según Martínez la preocupación por la liturgia, que es un “distintivo” en San Luis, marcó un “esfuerzo en medio de una reforma” a la que Laise “fue fiel como la Iglesia lo pedía”, en la continuidad pero no en la ruptura.
“Se trató de una continuidad de lo sagrado de la liturgia, por eso el canto sagrado, las ceremonias y su solemnidad, mostrando el aspecto sobrenatural que tiene la liturgia, especialmente la Santa Misa”, sostuvo.
“También de él hemos aprendido, y digo hemos porque yo también era seminarista, también fui joven y como joven lo conocíamos a Monseñor; él nos animaba con distintas actividades a seguir fieles a la Iglesia y por ello se destacó en él su impronta en la doctrina católica”, indicó.
En ese sentido relató la relevancia de la doctrina de cara al “enemigo”.
“Como sabemos en el catecismo, los enemigos son el demonio, el mundo y la carne; el demonio es enemigo de la doctrina de la verdad y la fe católica (…) por eso el gran esfuerzo del catecismo, la transmisión de los sacerdotes en sus homilías, discursos o conferencias, en los escritos que también miran a echar al demonio. La confusión doctrinaria es obra del demonio”, mencionó en torno a las enseñanzas que dejó Laise.
Por otro lado remarcó que el amor más grande que se puede dar a alguien es la transmisión de la verdad y es tan importante que hacerlo implica una obra de misericordia, de caridad.
De ahí se desprende el lema que “va unido desde el inicio con Laise”: “Hasta hoy los obispos mantenemos esa unidad en la caridad de la verdad”.
Cerca del final instó a los fieles a ofrecer la misa, como lo vienen haciendo “desde el encuentro de Laise con Dios” a “ofrecer todo su trabajo”.
“Señor te ofrecemos todas las cosas buenas, todo lo que dio monseñor, allí pondremos también sus dificultades, sus lágrimas, la soledad, todo lo que vivió para que el Señor lo acepte como ofrenda, como padre generoso (…) Señor, perdona sus culpas”, rezó.
En este sentido resaltó que junto a Dios está el perdón y la misericordia, y lo mejor que pueden hacer los fieles es ofrecer oraciones. De hecho el domingo se volverá a desarrollar una misa solemne por él.
Ya en el final de su intervención, Martínez agregó reflexiones por la devoción mariana y eucarística que caracteriza a San Luis, indicando la necesidad de “marianizar nuestras vidas y ponernos bajo la protección del manto de la Virgen, quien aplastó la cabeza de la serpiente”.
“Nosotros como hijos de la Virgen, al pie de la Cruz somos la descendencia que le aplastará la cabeza a satanás”, dijo.
Por último agradeció a la colaboración de los fieles en torno a la adoración eucarística y la ayuda para el mantenimiento y construcción de las capillas, agradecimiento que “también lo hace Laise”.
“El ahora no puede rezar. El gran doctor San Agustín dijo: ‘La muerte, gran doctor del mundo, enseña todo, en ese momento todo queda como está eternamente’; ahora somos nosotros los que tenemos que rezar por él para que llegue a la contemplación cara a cara con quien lo creó y cuando esté en esa contemplación, estemos nosotros también”, manifestó.
“Que Dios nos siga bendiciendo, que no deje caer a San Luis en las garras de caminos que van a la deriva, San Luis Rey lo confortará (…). Nos dejó ese regalo de las oraciones para cada día del mes de agosto en sus libros sobre San Luis Rey, recemos en el recuerdo de él la devoción a San Luis”, concluyó.